Cortar los pomelos en cuartos y retirarles la cáscara con algo de la parte blanca.
Colocarlas en una cacerola y cubrirlas con agua.
Llevar al fuego y una vez que levante el hervor dejarlas dos minutos, retirarlas y colarlas. Este mismo procedimiento se repite tres veces más, es decir se vuelven a colocar en la cacerola, se cubren con agua nuevamente y una vez que levante el hervor se dejan 2 minutos y se cuelan y así todas las veces (en total cuatro veces).
Se realiza de esta manera para eliminar el amargor propio de las cáscaras.
Una vez terminado este procedimiento se pesan.
De acuerdo al peso que éstas tengan se calcula igual cantidad de azúcar que de agua. Por ejemplo si las cáscaras pesan un quilo se aparta un quilo de azúcar y un litro de agua.
Se pone en una cacerola el azúcar y el agua y se lleva a fuego fuerte hasta que el azúcar se disuelva y rompa hervor.
Se agregan las cáscaras y se dejan cocinando media hora.
Se apaga el fuego y se deja en reposo una hora.
Este procedimiento se repite hasta que se forme un almíbar espeso casi a punto de medio hilo o hasta que casi no haya almíbar.
En ese momento se toma la cacerola, se la hace girar dos o tres veces y se saca del fuego.
Se vuelcan las cáscaras en una rejilla y se dejan orear hasta que el azúcar se seque y endurezca. O se llevan a un horno bien suave de 50 o 60º para terminar de secarlas. Se puede dejar un poco abierta la puerta del horno para que la temperatura no aumente demasiado.
Una vez secas se guardan en bollones de vidrio.