Frotar la cazuela con 1 diente de ajo y calentar el vino.
Antes de que hierva echar el queso rallado revolviendo continuamente con cuchara de madera hasta la ebullición.
En ese momento agregar la fécula disuelta en una cda de vino blanco, con sal, pimienta, nuez moscada y el vasito de kirsch, gin o whisky.
Una vez mezclado debe quedar una crema fluida y homogénea.
Llevar a la mesa y degustar con los trocitos de pan.