PREPARACIÓN Poner en un bol el huevo junto con el azúcar y mezclar. Agregar la manteca bien blanda e incorporarla a la mezcla anterior. Incorporar la vainilla. Cernir la harina junto con la sal e ir agregando de a poco mezclando con una cuchara e intercalando con el vino. Una vez incorporado todo formar una masa. Trabajarla un poco hasta lograr una masa firme y consistente. Formar un bollo, envolverlo en papel film y dejarlo reposar en la heladera durante una hora o más. Para facilitar el estirado se divide la masa en trozos, se toma uno de ellos, se espolvorea la mesa con un poco de harina y se estira con el palote hasta lograr 3 o 4 milímetros de espesor. Se cortar tiras con una ruedita de aproximadamente dos centímetros y medio de ancho por 12 o 13 de largo. Se toma el molde, se apoya un extremo de la tira en la punta del cono y se va arrollando la masa en torno al molde pero siempre encimándolo sobre el borde de masa anterior y ajustando bien la masa para que no se abra. La masa no debe llegar hasta el borde de molde. Poner abundante aceite en una cacerola o sartén de bordes altos y dejar sobre el fuego hasta que esté caliente ( no hirviendo). Poner de a pocos por vez y dejar que se cocinen despacio haciéndolos girar con ayuda de dos tenedores para que se doren parejos. Retirarlos y apoyarlos sobre papel absorbente. Dejarlos enfriar y retirarlos con cuidado del molde. Se vierte el relleno elegido en una manga y se rellenan los cañones. Se sirven espolvoreados con azúcar impalpable, ( glas, pulverizada ) o se pincelan con un poco de jalea caliente. Su masa queda bien crocante y junto con el relleno se transforman en un delicioso manjar. |