Es importante que esta masa no forme grumos y para ello se debe tamizar bien la harina.
Se pone sobre la mesada en forma de volcán y se hace un hoyo en el centro.
Se pone en el hoyo, un huevo, un chorro de agua tibia y una pizca de sal. Emplear agua tibia y sal es importante ya que nos ayudará a la hora de estirarla.
Armar rápidamente la masa para que no se formen grumos.
Con ayuda de una espátula ancha se van integrando los ingredientes hasta formar un bollo.
Al principio cuesta y parece que no se va formar pero hay que continuar insistiendo hasta que la masa vaya tomando fuerza y se acomode tomando la textura necesaria.
Se debe lograr una masa que no se pegue ni en las manos ni en la mesada y de textura lisa.
Una vez logrado este punto se continúa amasándola hasta lograr quebrar el gluten que es lo que permite poder estirarla.
Al llegar acá, lo que se hace es abrir la masa e incorporarle la materia grasa que puede ser manteca, (mantequilla) grasa de cerdo, (manteca de cerdo) o bien aceite.
Cuando empleamos aceite este se incorpora desde el comienzo de la masa.
En el momento de incorporarle la materia grasa la masa pierde forma, textura y consistencia.
Para unirla, se vuelca sobre la mesada y se comienza a amasar, alternando el amasado con golpes que se le da a la masa. Para hacerlo tomamos la masa entre las manos y la lanzamos contra la mesa (desde lo alto), varias veces para luego continuar con el amasado.
De esta forma llega un momento en que la mantequilla comienza a unirse a la harina y al resto de los ingredientes adoptando nuevamente forma de masa. Finalmente se forma un bollo con ella.
Una vez logrado el bollo se continúa con el amasado estirando y replegando para que el gluten se vaya unificando y nos permita un buen estirado.
Este proceso puede demorar entre 10 y 15 minutos dependiendo de la práctica y la fuerza que tengamos para lograrla.
Una vez logrado el paso anterior se forma una bollo con la masa.
Se pone sobre papel film pintado con mantequilla derretida y se pinta toda la superficie de la masa para mantenerla humectada y se pueda estirar bien.
Se envuelve y se guarda en un lugar tibio ( puede ser sobre las hornallas de la cocina si el horno está prendido ).
O bien, poner en un recipiente a baño María con el fuego apagado.
Dejarla descansar de 30 a 60 minutos, esto es fundamental para poder estirarla.
Se estira hasta que quede bien fina casi transparente y una vez terminado el estirado se deja orear un poco antes de rellenar.
Se distribuye todo el relleno sobre la masa menos los bordes que deben quedar libre para facilitar el armado y a su vez que el relleno no se escurra durante la cocción.
Una vez terminado se apoya en una placa y los extremos de la masa se dan vuelta hacia abajo.
Se pincela con mantequilla derretida toda la parte exterior del strudel.
Esto va a impedir que la masa durante la cocción se quiebre y se abra ya que la fruta al calentarse comienza a largar humedad y vapor y al intentar salir se encontrará con una capa de grasa, en este caso mantequilla, que le impedirá salir.
Relleno. Dorar la sémola y las almendras en la manteca y distribuirlas sobre la masa en forma pareja sin llegar a los bordes.
Pelar, quitar las semillas a las manzanas y cortarlas en forma de gajos bien finas.
Mezclarlas con el ron, la canela, el azúcar y las pasas.
Volcar esta mezcla sobre la masa.
Levantar el repasador de los dos lados para hacer que la masa se enrolle suavemente.
Con cuidado tomar con ambas manos el arrollado y ponerlo en una placa para horno untada con manteca.
Pintar con leche y cocinar 40 minutos en horno apenas moderado.
Se puede servir caliente o tibio espolvoreado con azúcar impalpable-