- En un bol, mezclar la harina, sal y azúcar. Agregar la manteca bien fría y cortada en cubos. Con la punta de los dedos o dos cuchillos, deshacer la harina hasta que quede un granulado grueso. - Agregar el vinagre y el agua fría de a poco y unir sólo lo suficiente para formar un bollo. Aplastar formando un disco, cubrir con papel film y llevar a la heladera.
- (La masa puede hacerse en la procesadora. Granular la manteca fría con uno o dos pulsos, agregar el agua y pulsar. No trabajar demasiado o la manteca se derretirá y la masa quedará dura al cocinarse).
- En un molde para tortas no desarmable, colocar la taza de azúcar y mojar con agua hasta cubrir. Colocar sobre la hornalla a fuego medio, revolver de vez en cuando hasta que se forme un caramelo color tostado. No dejar quemar.
- Sacar inmediatamente del fuego, agregar la manteca de golpe y la canela. Revolver hasta integrar la manteca. Dejar enfriar sobre una superficie fría o en una asadera con agua fría hasta que el caramelo esté duro.
- Pelar los membrillos (o manzanas), quitarles las semillas, cortar en cuartos y cubrir con ellos (bien apretados) el fondo acaramelado del molde para tortas.
- Sacar la masa de la heladera, estirar fina con palote. Envolver en el palote enharinado y desenrollarla sobre el molde. Pasar el mismo palote sobre los bordes del molde, así se corta solo el sobrante. Remeter los bordes de la masa entre los membrillos y el borde, con la ayuda de un cuchillo o espátula flexibles.
- Cocinar a horno moderado entre 40 y 50 minutos, o hasta que la masa esté dorada y el caramelo burbujee.
- Retirar del horno y, en caliente y con mucho cuidado, desmoldar en una fuente redonda. Si algún trozo de membrillo queda adherido al fondo, despegarlo con una espátula y ubicarlo sobre la torta.
- Servir tibia o fría, con crema chantilly, helado de vainilla o queso mascarpone.