Batir las claras a nieve, con una pizca de sal. Mezclar la harina con el polvo de hornear y el queso rallado, separando previamente 1 cucharada de queso. Unir después las yemas con la harina y las claras a nieve. Forrar una placa de horno con papel duro, untado con mantequilla y esparcir sobre él la pasta hasta lograr un espesor de ''2 cm. Espolvorear con pimienta y el queso reservado.
Calentar el horno algo fuerte (200°C) y hornear en él la pasta durante unos 10 minutos aproximadamente. Cortar ésta en rombitos de 2 a 3 cm de lado y servirlos con el caldo bien caliente.